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La transformación digital de las empresas españolas se ha convertido en una realidad inevitable. Sin embargo, al acelerar la adopción de herramientas digitales, las compañías deben minimizar los riesgos relacionados con la seguridad y la protección de datos mientras van optimizando sus procesos para ganar en eficiencia. En este contexto, hemos realizado un estudio exclusivo de las prácticas empresariales para determinar el nivel de madurez digital de las estructuras españolas, así como los obstáculos y puntos de fricción a la hora de acelerar la transformación digital. 

Hoy en día, la seguridad digital ocupa un lugar importante en la estrategia organizacional. Desafortunadamente, la aceleración de la transformación digital también ha incrementado la aparición de nuevas amenazas más o menos sofisticadas que evolucionan rápidamente e invaden el ecosistema digital. Los estudios constatan un auge en los ciberataques en Europa, particularmente en Francia, Reino Unido, Alemania, Portugal e Italia. Paradójicamente, la protección frente a los nuevos intentos de fraude pasa por una aceleración aún más marcada de la digitalización, y no lo contrario. No actualizar las prácticas o soluciones utilizadas equivale a exponerse aún más a las nuevas amenazas, creadas con el objetivo específico de apuntar a herramientas inadecuadas para los intercambios digitales contemporáneos. 

En este contexto, nuestro estudio, «La transformación digital en España: Impulsando el crecimiento empresarial», analiza el estado de madurez digital de los diferentes actores del mercado español, con especial atención a los obstáculos y oportunidades presentados por la transformación digital en España.

La realidad de la seguridad digital en España 

Nuestro estudio revela que los métodos utilizados en España para autentificar al usuario exponen a las empresas a ciberataques. Las empresas españolas aún emplean métodos tradicionales de seguridad, como el cambio regular de contraseñas, aunque muchas empiezan a adoptar la autentificación de dos factores y las tecnologías biométricas. Sin embargo, estas prácticas resultan insuficientes ante la sofisticación de los ataques informáticos actuales. El cambio regular de contraseñas, una práctica común en el 63% de las empresas españolas, suele ser una fuente de error humano; esto es problemático porque sabemos que el 95% de los ciberataques se deben a errores de manipulación por parte de los colaboradores. 

La autentificación de dos factores y las tecnologías biométricas, a pesar de su eficacia probada, aún no están plenamente integradas en los protocolos de seguridad de las empresas españolas. La biometría, el método de autentificación más seguro a día de hoy, solo es utilizada por el 31% de las empresas

Formación y concienciación: los eslabones débiles de la cadena de seguridad 

El déficit de formación de los empleados en materia de seguridad digital es otro punto crítico. Solo el 31% de las empresas forman a su personal más de una vez al año, dejando así a sus equipos vulnerables frente a los nuevos métodos de ataque. Esta falta en la concienciación y educación sobre las mejores prácticas de seguridad digital es un vector de incertidumbre y un riesgo para la integridad de los datos de la empresa y de sus clientes. Como acabamos de mencionar, casi todos los ciberataques se deben a errores humanos. Por lo tanto, es esencial implementar formaciones trimestrales para discutir las nuevas amenazas y recordar a los colaboradores el protocolo de seguridad. Sin embargo, la mayoría de las empresas españolas se conforman con una o dos formaciones al año, lo cual no es suficiente

La presión económica y tecnológica 

El estudio llevado a cabo por el grupo Signaturit subraya que el 67% de las empresas han sufrido recortes presupuestarios que impactan directamente a la transformación digital, aunque 48% ve en las soluciones digitales una ayuda para enfrentar dichas restricciones financieras. Los obstáculos económicos, por lo tanto, ejercen una presión considerable en las decisiones en materia de seguridad informática, a veces en detrimento de la adopción de tecnologías avanzadas y más seguras. Sin embargo, es precisamente en un contexto económico complicado donde la digitalización puede dar sus frutos, ayudando a acelerar los procesos de venta y optimizando las distintas actividades de la estructura. Además, la reticencia a acelerar la transformación digital conduce a procesos más costosos y largos para la empresa, que deberá recuperar su retraso en el mercado rápidamente, sin poder implementar una verdadera estrategia de transformación digital estructurada y preparada de antemano. 

Obstáculos organizacionales y culturales a superar 

Los frenos para la adopción de soluciones de seguridad digital a menudo se deben a una cultura empresarial resistente al cambio, así como a un enfoque jerárquico y descendente de la transformación digital, sin consultar con los empleados. Esta resistencia organizacional se ve exacerbada por la falta de formaciones adaptadas, impidiendo así una toma de conciencia y una apropiación de los desafíos de seguridad por parte de todos los colaboradores. Nuestro estudio constata que los directores de la transformación temen una falta de adhesión y reticencia al cambio (68%), así como consternaciones sobre la seguridad (50%) y la domiciliación de datos (50%) a la hora de acelerar su transformación digital. 

Conclusión 

Nuestro estudio demuestra que las empresas españolas están en un punto de inflexión crucial en materia de seguridad digital. Avanzadas en comparación con la madurez digital de otros países europeos como Francia o Italia, España debe acelerar su transformación aún más para alcanzar el nivel de penetración digital de los países líderes en la materia, como Dinamarca, Finlandia, Alemania o Irlanda, entre otros. 

En un panorama de crecientes riesgos informáticos, es imperativo revisar las estrategias de seguridad de las empresas y de sus colaboradores para protegerse contra los nuevos ciber-ataques. Esto incluye una mejor formación de los empleados, una actualización de los protocolos de seguridad y una adopción más amplia de tecnologías de autentificación avanzadas. La seguridad digital ya no es una opción, sino una necesidad absoluta para la sostenibilidad y competitividad de las empresas españolas en la economía digital actual.