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Sin lugar a dudas, el riesgo de inversión es un factor que siempre debería analizarse en profundidad antes de acometer cualquier operación de este tipo.

Y es que, a menudo, se priorizan otras cuestiones, como la rentabilidad esperada, sin dedicar el mismo esfuerzo a investigar los eventuales riesgos, sus causas últimas y las posibles opciones para minimizar su impacto.

Por tanto, en este artículo veremos cuáles son los principales riesgos de una inversión y cuál es la mejor forma de mantenerlos bajo control.

¿Qué riesgos puede implicar una inversión?

De forma muy breve y con carácter general, podemos decir que los principales riesgos de una inversión pueden ser los siguientes:

  • Riesgo sistemático o de mercado, que es cualquier riesgo que afecte al mercado en su conjunto. Por tanto, es muy difícil de evitar. Pensemos, por ejemplo, en una crisis política de amplio alcance, una guerra o catástrofe natural, etc.
  • Riesgo de liquidez, que se refiere a la dificultad para deshacer una determinada inversión en un momento dado, por falta o escasez de contrapartida en el mercado.
  • Riesgo de divisa, relacionado con la oscilación de precios entre monedas, cuando la inversión se realiza en una divisa distinta a la propia.
  • Riesgo de crédito, que es el relativo a la dificultad, retraso o imposibilidad de hacer frente al pago de un crédito.
  • Riesgo de inflación, relacionado con la incertidumbre acerca del valor real de una inversión debido a un alza en la inflación.
  • Riesgo operativo, que es el riesgo implícito en los procesos de cualquier negocio. Así, pueden derivarse de fallos en la fabricación, problemas informáticos o de tecnología, etc. Incluso podrían deberse a una mala gestión del personal o a errores humanos. De ahí la importancia de saber cómo liderar un equipo de trabajo, por ejemplo.
  • Riesgo de quiebra del negocio en el que se ha invertido.
  • Riesgo de estafa o fraude, es decir, riesgos derivados de malas prácticas o actividades ilícitas por parte de la empresa o negocio en que se invierte.

Cómo reducir el riesgo en una inversión

Como es sabido, el riesgo es un factor inherente a cualquier inversión, por lo que nunca va a poder evitarse por completo. Sin embargo, sí hay formas de prevenir o controlar el impacto que estos riesgos pueden llegar a tener en una inversión determinada.

Veamos las más importantes:

1. Diversificar: el mejor antídoto para el riesgo de inversión

Sin duda, la diversificación es uno de los recursos más eficaces para reducir el riesgo de una inversión. Así, al contar con activos muy distintos, será difícil que los riesgos les afecten de igual modo o en la misma medida.

Y es que, como suele decirse, no hay que «poner todos los huevos en la misma cesta».

En este sentido, debería diversificarse en cuanto a tipos de activos, mercados, sectores, empresas, países, divisas, etc.

2. Conocer nuestro perfil de riesgo

Indudablemente, cada persona, empresa o entidad tiene una distinta tolerancia al riesgo.

Por tanto, como paso previo a acometer cualquier inversión, es vital conocer nuestro particular perfil de riesgo y diseñar una cartera de inversión acorde a él.

3. Tener una estrategia de inversión predefinida

Es muy útil contar con algún tipo de plan de inversión en el que, de antemano, se definan los objetivos de rentabilidad, el nivel de riesgo asumible, puntos de entrada y de salida, pérdidas máximas soportables, etc.

De este modo, se evita la necesidad de improvisar, así como posibles decisiones impulsivas o guiadas por las emociones del momento.

4. Formarse e informarse

Desde luego, para conocer a fondo los riesgos de una inversión y diseñar una estrategia adecuada, es muy importante contar con una cierta formación financiera.

Además, es imprescindible actualizarse periódicamente, ya que continuamente surgen nuevos tipos de activos, productos financieros o, incluso, sectores completos. Piensa, por ejemplo, en la industria del blockchain y todos sus derivados (criptomonedas, NFTs, smart contracts, etc.).

Por otra parte, es necesario informarse a fondo sobre las características de cada activo concreto en el que nos propongamos invertir, su potencial de rentabilidad, nivel de riesgo, grado de liquidez, etc.

En este sentido, una gran parte de las malas decisiones de inversión podrían evitarse con este trabajo previo de información. De hecho, incluso en los casos de riesgos imprevisibles o inevitables, contar con información adecuada puede ayudar a minimizar el impacto de cualquier eventualidad.

5. Investigación sobre el riesgo crediticio o de impago

En el caso particular de las inversiones realizadas a través de operaciones financieras de crédito, la parte acreedora debe actuar con diligencia para conocer lo mejor posible el riesgo que está asumiendo en cada operación.

Solo así podrá verificar que dicha operación es acorde con su perfil de riesgo e, incluso, podrá encajarla dentro de una cartera diversificada, donde puedan convivir operaciones de diferentes niveles de riesgo, de modo que el riesgo global de la cartera sea aceptable.

Así, esto es vital tanto para entidades financieras y asimiladas, como para cualquier otra empresa que permita pagos aplazados u operaciones que impliquen alguna forma de financiación.

Por tanto, se hace imprescindible contar con fuentes de información suficientes y fiables, así como con un procedimiento estandarizado de comprobación del riesgo. Se trata, en última instancia, de no dejar nada al azar y poner los medios suficientes para prevenir retrasos o impagos.

En este sentido, nuestro software IvRM es una solución ideal para realizar una buena gestión del riesgo crediticio por parte de entidades financieras, de forma ágil y fiable. Su funcionamiento se basa en ofrecer:

  • Acceso a la información necesaria de individuos o empresas mediante consentimiento previo y a tiempo real, en conexión con más de 9.000 organismos públicos.
  • Información fiable procedente de la Administración Pública. De este modo, permite acelerar los procesos de financiación para pymes y autónomos.

Se trata, en esencia, de una herramienta que puede contribuir en gran medida a reducir el nivel de riesgo de la cartera de créditos, sin por ello retrasar el procedimiento, y siempre con información 100% actualizada.

En definitiva, aplicando estos sencillos consejos, es relativamente fácil mantener el riesgo de una inversión en unos niveles aceptables, adecuados al perfil específico de cada persona, empresa o entidad.